Tardes 2025

Fernando Adrián, otra tarde de rotundidad en Santander 2025

imagen de fernando adrian tras torear en Santander 2025

Resumen de la tarde

Fernando Adrián selló, este lunes, otra tarde de rotundidad en la Feria de Santiago de Santander, de la que salió a hombros por segundo año consecutivo. Lo hizo tras desorejar a su primero, un segundo bis de Juan Pedro Domecq, en una faena de mucho valor y poso; ante el quinto, un sobrero de El Pilar, dejó otra faena de entrega y mucha firmeza, pero la pinchó.

Aunque embistió bien en las templadas verónicas iniciales de Fernando Adrián, al ralentí, el segundo fue un animal que no se sostenía, ni siquiera antes de pasar por el varilarguero. Se resistió el presidente, pero no le quedó más remedio tras derrumbarse antes del primer par de banderillas. Adrián corrió turno y recibió a su otro “juampedro” esta vez con un farol de hinojos. A su aire, se pegó luego hasta tres vueltas al doble anillo antes de que el madrileño lo recogiera en los medios por angostas chicuelinas. También blandeó este segundo bis, pero Adrián estuvo inteligente y, después de un comienzo a pies juntos en el tercio, lo llevó tapadito a media altura un par de series para afianzarlo. Lo logró con creces, porque el animal sacó ese fondo bueno y rompió a embestir. Hubo una tanda excelente por cada pitón, templadas y profundas, exigiendo más al de Juan Pedro, que respondió con nobleza. Faena con argumentos, que estuvo siempre acompañada por ese valor, seña de identidad de su toreo. Lo corroboró en las bernadinas finales cambiando varias veces el pitón del cite. La estocada, contundente, puso en su mano el doble trofeo.

En quinto lugar salió el sobrero de El Pilar. Fuerte, alto, con caja, pero proporcionado y, sobre todo, esa seriedad de la vuelta del pitón. Se lució con el percal de salida Adrián con él. Hizo sonar el estribo y se trató de quitar el palo el de la familia Fraile. Adrián quiso más, pese a las dos orejas en su esportón, y ambicioso lo pasó por la espalda de rodillas en el Alfa de su trasteo. Muy cómodo toda la tarde en la cara del toro y siempre con los talones clavados en la arena, el madrileño corrió la mano y pudo ligarle varias tandas por ambos pitones. Destacó una con la diestra en la que alargó cada embestida buscando la profundidad de cada derechazo, rubricado con el martinete, el de pecho y uno del desprecio de cartel. Dejó pinchazo hondo y descabello en dos tiempos.

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